lunes, 13 de enero de 2014

Última carta.


Tras una ruptura, siempre quedan esas cosas que hubiésemos deseado decir, lo que yo llamo la última carta. Las últimas palabras jamás pronunciadas pero grabadas a fuego en nuestra memoria. Todas esas cosas, buenas y malas, que te gustaría decirle al oído a esa persona. Y es que, todas esas palabras tienen que ir a algún sitio. Algunas acaban en un folio lleno de borradores al que finalmente se le prende fuego; otras se plasman en un viejo diario; y otras, sencillamente, se desvanecen con el tiempo como si de las hojas en otoño se tratase. A veces nos martirizamos pensando que aquellas palabras podían habernos salvado del frío si las hubiésemos dicho a tiempo, pero la verdad es que nadie está a salvo de los matices grises. Es mucho más complicado que un par de ‘te quieros’ entrecortándose con los besos, aunque yo siempre he dicho que en la sencillez se esconde el aburrimiento. A veces, para poder seguir adelante, debemos soltarlo todo, aunque ello incluya una tarde más de lágrimas y canciones melancólicas en modo repetición; porque el tiempo pasa muy lento en cuestión de rupturas, y a veces debemos provocar su aceleración. Soltarlo todo por última vez, concederle un último baile a la memoria y dejar que los recuerdos dancen a su antojo. Pero, como en la Cenicienta, a medianoche el cuento debe acabar. Debemos llegar a la cima de esta montaña y disfrutar de las vistas, que al fin y al cabo son la recompensa, ¿no?. Rara vez el primer amor termina siendo el último, pero no sólo debemos vivir con ello, sino también vivir con los buenos recuerdos. Sacar todo el veneno y enmarcar los buenos recuerdos, que con el paso de los años, será lo único que recordaremos. Yo hoy pongo fin a mi andadura entre estas tristezas que asfixiaban cualquier indicio de ilusión, pero para poder decir adiós a algo, debemos despedirnos sin dejar nada en el tintero, despedirnos con nuestra última carta.

Próxima estación: la última carta.

"Adoraba tu sonrisa, esa sonrisa inocente y a la vez tan tranquilizadora, capaz de hacerme pensar que, aunque las cosas fueran mal, acabarían bien. La sonrisa más perfecta que he besado. Con su diente partido que la hacía todavía más perfecta. Los hoyuelos que te salían cuando dejabas libre al niño que llevas dentro. Y tus ojos, tus ojitos cansados. También adoraba su color. Su color cuando me miraban de cerca, su color cuando les daba la luz del sol, y el mejor de los colores, ese brillo que desprendían en plena oscuridad capaz de iluminarlo todo. El lunar de tu frente, la marca más bonita de todo cuerpo. Creo que mi pasión por ese lunar nació el día en el que me contaste que a ti no te gustaba. Tu pelo oscuro, tan rebelde como yo en ocasiones, más rizado al despertar y siempre tan bien peinado cada vez que teníamos que vernos. Cómo olvidar la cicatriz de tu ombligo...podía pasarme las horas muertas acariciándola hasta quedarnos dormidos. Aún recuerdo el poder que tenían tus brazos sobre mí, la capacidad de hacerme sentir seguro y lo confortable que era despertar entre ellos. A veces incluso el viento me trae tu olor, pero sólo el del último abrazo. Tu olor era el mejor de los aromas, sobretodo el de aquellos días especiales en que usabas tu mejor colonia. Aunque creo que me quedo con tu olor para dormir, el que muy poca gente conoce. No hay día que eche de menos tus manías. La manía de hacerme sentirme más alto que tú en las escaleras mecánicas. La manía de ducharnos juntos a altas horas, aunque yo me muriera de sueño. La manía de besarme en cualquier banco haciéndolo nuestro. También odiaba tu indecisión, creo que porque yo soy la persona más indecisa del mundo. Las llamadas de antes de dormir, que me acompañaras a casa, ser lo último que veas antes de volver a tu isla y esperarte en el aeropuerto cuando volvieras. Me gustaba esa felicidad. Me gustaba la vida a tu lado. Esta última carta no pretende revivir sentimientos muertos, sólo desear que descansen en paz. Por todo eso que me regalaste, por cada carcajada que compartiste, por lo que un día fuimos.
A la persona que me hizo mas feliz de todas, a ti. "


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